“Que No Panda el Cúnico”
Con esta icónica y popular frase del Chavo del Ocho, quien con ella se refería a la calma que hay que mantener frente a situaciones difíciles y desafiantes quiero enmarcar mi nota beisbolera para referirme en concreto a los equipos de la gran manzana.
Nueva York como ciudad beisbolera es inclemente e impaciente. En esta gran urbe no se le perdona a sus jugadores, sean de Los Yankees o de Los Mets un bajo promedio al bate, mucho menos que se ponchen de seguido ni que cometan errores que motiven pérdidas de algunos partidos sobre todo si estos partidos son en contra de los equipos de la rivalidad eterna entre ellos: Los Medias Rojas de Boston y recientemente Los Rays de Tampa… Nueva York y sus fanáticos son así, tercos y recalcitrantes en gran medida y lo único que les interesa es que sus equipos ganen y maltraten con abultados marcadores a sus rivales de turno. Esa es la satisfacción más grande para los neoyorkinos.
Es así y siempre ha sido así, antes del virus si usted visitaba a Nueva York y tenía la oportunidad de caminar por Times Square de Manhattan se daba cuenta desde el primer momento que usted no le interesaba a nadie, que la gente caminaba sin importarle quien iba a su lado, si se subía a unos de los famosos trenes subterráneos ocurría un fenómeno parecido, cada quien en lo suyo.
Con la fanaticada del béisbol sucede igual o peor, a los fanáticos de los Yankees no les interesa la serie mundial si los Yankees no participan de ella, les importa un comino si Boston, Toronto o Houston van al clásico en representación de la liga americana, si Los Yankees quedan eliminados y no van al clásico de Octubre se acabó el béisbol para éllos.
Es tanta la vehemencia y el deseo de ganar que si uno de sus peloteros tiene un “Slump”, no hace buen contacto con la pelota, no batea de “hits”, se poncha o batea para “doble play” es abucheado en coro por sus propios fanáticos.
Esta situación la vivió y sufrieron en carne propia por grandes toleteros de épocas pasadas entre ellos: Reggie Jackson, Dave Winfield y muchos más, y en los actuales momentos la vive y la sufre Giancarlo Stanton, de quien la tozuda fanaticada de Nueva York le exige jonrones todos los días si es posible y no le perdonan sus lesiones constantes ni mucho menos su seguidilla de ponches con corredores en base.
Muchos se ufanan en argumentar que a Stanton le están pagando una millonada para que batee y produzca como si batear cuadrangulares fuera algún truco de los que supuestamente hacía el mítico“Mandrake el mago”
Stanton ha sido víctima de los constantes abucheos en su propia casa por parte de los mal llamados fanáticos de Los Mulos del Bronx, con él no han tenido piedad y misericordia si que menos, y es que para los fanáticos de la ciudad de Nueva York y sus alrededores estos términos bíblicos de perdón, reconciliación y amor al prójimo no tienen cabida, el argumento es sencillo y contundente mi querido Giancarlo a usted lo contrataron por una millonada para que produzca y batee vuelacercas en todos o en casi todos sus turnos al bate.
De los Yankees no nos sorprende este proceder, Esto es y ha sido de vieja data, en Nueva York hay que ganar y cualquier otro resultado es considerado un fracaso, Los segundos lugares y subcampeonatos no cuentan para nada, en Nueva York hay que ganar y ganar siempre.
lo sorprendente del caso es que esta postura unilateral ha sido adoptada por el equipo vecino, el equipo de Queens…Los Mets de Nueva York, quienes a pesar de no tener el historial ganador de sus vecinos del Bronx han empezado a aplicar el mismo trato a sus jugadores.
La víctima de turno de los metropolitanos es el estelar campo corto puertorriqueño Francisco “Paquito” Lindor, El señor sonrisas quien además de sus espontáneas sonrisas va a tener que hacer los ajustes necesarios y empezar a batear antes que los abucheos y burlas de los fanáticos de Los Mets se escuchen en su natal Caguas- Puerto Rico.
En lo personal no estamos de acuerdo con estas prácticas pero el béisbol que se juega en Nueva York es así, los fanáticos mandan y como ellos son los que pagan y llenan los estadios se les permite eso y algunas otras cosas más.
Creemos que Lindor tiene la calidad suficiente para salir de este mal momento, recuperarse y con su guante y su bateo pueda llenar las expectativas de la torcida, tozuda, unilateral y recalcitrante fanaticada de Nueva York.
Los ajustes de Lindor es muy probable que se den, tiene un gran talento para la pelota y muy pronto se adaptara a los lanzadores de la liga nacional, y aunque lo anterior lo deseamos de todo el corazón por el beneficio personal del jugador, del juego, el equipo y su fanaticada nuestros deseos simplemente hacen parte de una gran posibilidad que se puede dar o no. Dios permita que así sea.
De lo que sí estamos completamente seguros es que para triunfar, gustar y eventualmente ganar en Nueva York, Lindor va a necesitar algo más que su amplia sonrisa… y mientras llegan los batazos, los altos promedios al bate y las carreras impulsadas nosotros desde aquí emulamos la famosa frase del Chavo del Ocho… y se la decimos tanto a los fanáticos de los Yankees como de los Mets “Que No Panda el Cúnico”